Durante el transcurso de las décadas el ser humano ha modelado el paisaje y las interacciones biológicas que se establecen entre sus diferentes elementos. En determinadas ocasiones, los cambios en los hábitats y el paisaje llevan asociados una revolución dentro de las comunidades faunísticas que en ellos podemos encontrar. En este sentido, algunas salinas litorales, pese a su carácter artificial y surgir con el objetivo de realizar una explotación de la sal, han visto naturalizadas con el paso de tiempo sus extensiones, llegando a confeccionar hábitats idóneos para albergar un amplio abanico de especies.
Las salinas de San Pedro del Pinatar, pese a conformar de forma histórica parte del mosaico de humedales que se distribuyen por la periferia del Mar Menor siguen a día de hoy recibiendo la visita de nuevas especies de aves acuáticas, algunas de las cuales llegan a establecerse como reproductoras, como es el caso de la gaviota de Audouin (Larus audouinii), pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica) o el charrán patinegro (Thalasseus sandvicensis) y, más recientemente, la garcilla bueyera (Bubulcus ibis), garceta común (Egretta garzetta) o el morito común (Plegadis falcinellus). Pero el tiempo pasa, y los cambios se suceden, no solo en estas salinas, sino también en la inmensidad de paisajes y prácticas que se desarrollan en su entorno y que condicionan notablemente la vida y comportamiento de estas especies.

En esta ocasión nos centramos en el charrán patinegro, especie que desde su llegada a las salinas de San Pedro del Pinatar en 2008 ha mostrado marcadas variaciones en su población reproductora. Indudablemente, estas fluctuaciones son fruto de variaciones interanuales en la disponibilidad de alimento o zonas de alimentación, competencia por lugares de nidificación, condiciones meteorológicas durante el periodo reproductor, etc. Por otro lado, el carácter colonial de esta especie fomenta su funcionamiento como una metapoblación compuesta por un conjunto de poblaciones próximas de la misma especie entre las que existe flujo de individuos reproductores. Este hecho es uno de los principales factores que parece explicar las fluctuaciones observadas en su población reproductora, siendo estos cambios amortiguados por el aumento o disminución de poblaciones vecinas situadas en Almería y sur de la Comunidad Valenciana.
Durante el periodo reproductor de 2021 la presencia de charrán patinegro en las salinas de San Pedro del Pinatar fue bastante escasa, la especie parecía haberse mudado a otras zonas. Semanas después de que el equipo de seguimiento del Proyecto LIFE SALINAS detectase dicha situación, compañeros de Alicante citaban por primera vez la reproducción de esta especie en las salinas de Torrevieja (http://ahsa.org.es/avifauna/abandonos-colonias-charranes), situadas a unos 25 kilómetros de distancia, llegando a formarse una colonia de 800 parejas reproductoras. Desgraciadamente, pocos días después una sucesión de lluvias torrenciales desencadenó el abandono de la totalidad de los nidos. Paralelamente a la desaparición de esta colonia en el humedal alicantino, una pequeña colonia con menos de 20 parejas de charrán patinegro se instaló en las salinas de San Pedro del Pinatar.

Colonia de charrán patinegro durante el conteo de nidos realizado por el personal técnico del LIFE SALINAS

Casos como este ponen de manifiesto que la implementación de medidas de gestión y conservación sobre nuestros hábitats y biodiversidad es necesaria y, en la mayoría de ocasiones, más allá de los límites de los espacios protegidos o de forma directa y exclusiva sobre la especie objeto de conservación. La continua degradación del Mar Menor, cambios en la actividad pesquera o en las instalaciones de acuicultura del entorno o, a largo plazo, cambios en las corrientes marinas asociadas al calentamiento global, son algunos de los factores que pueden motivar e intensificar variaciones en las áreas de reproducción de esta y otras especies.
Hasta la fecha, el charrán patinegro sigue formando parte de la comunidad de aves acuáticas reproductoras de las salinas de San Pedro del Pinatar, pero… ¿Qué pasará si las condiciones del entorno siguen cambiando?
¡Os iremos informando!